Conocer a tus Vecinos: Ruth López Martínez
Si has recibido comida de Love Wins Food Pantry, de seguro has visto a Ruth López Martínez. Todos los viernes, llega a la despensa mucho antes que yo para repartir billetes a los que se ponen en fila tempranito. Siempre anda con su gran voz y brillante sonrisa, firme pero tierna con todos.
Ruth, 54, usa el pronombre ella. Es una maestra retirada que lleva 14 años trabajando con Make the Road Nueva York, una organización que apoya a los inmigrantes. Con su ayuda, fundó una cooperativa de limpieza, Pa’lante. Aunque ya no es maestra, Ruth sigue trabajando con los niños también.
Un sábado por la noche, nos reunimos y Ruth me habló de su amor por la gente, por Colombia, y por servir a su comunidad. Después me dejó por unas margaritas con las amigas.
Ruth: Yo trabajé 18 años como profesora de high school en Cartagena, pero en los colegios más pobres. Cuando llovía, nosotros los profesores nos iban a buscar en carretillas porque era pura agua, pura agua. El agua estaba por aquí [gesticuló a las rodillas] y había culebritas - las culebras verdes así chiquitas.
Carly: ¿Y cómo te gustaba?
Ruth: Muchísimo. Tengo una amiga que está todavía allí y nunca se casó, nunca tuvo hijos. Todo lo que se gana, se lo da a los niños. A los alumnos les compra los libros, les compra zapaticos.
En Colombia, la profesión de profesor es diferente de aquí porque allá nos pagan bien. Y todo el mundo te da crédito porque es muy bueno ser profesor. [se ríe] En Colombia hay mucho respeto por los profesores. De los papás, de los alumnos. Tengo alumnos que les han salido bien y me llaman el Día del Maestro y todo.
Carly: ¿Por cuánto tiempo has vivido en Queens?
Ruth: Doce años. Siempre he vivido en Queens. Mis padres vinieron hace 50 años. Mi mamá está enterrada aquí. Ella dejó una casita, un apartamentico, una casa de tres pisos aquí en la 77 con 34. Y allí venimos. Yo era la que nunca [viví allí] porque yo trabajaba en Colombia, entonces tenía mi profesión y era buena. Ya cuando terminé el tiempo de servicio para jubilarme, para pensionarme, decidí venir. Tomé mi pensión y ya.
Carly: ¿Cómo empezó tu trabajo con Love Wins Food Pantry?
Ruth: Daniel me llamó un día, conociéndome ya y las cosas que yo hago. Me llamó un día y me dijo, “¿Qué haces los viernes? ¿Puedes sacar un espacio para mí el viernes?” Yo le dije, “¿Para qué?” y él me dijo, “Vamos a entregar comida a la gente.”
Sobre todo, yo soy muy, pero muy puntual. Nunca vas a ver que yo no vaya. Nunca. Si estoy enferma, voy. Es un compromiso. No me gusta llegar tarde, ni nunca digo, Es que no pude ir, es que tal cosa, es que - no. Creo que por eso, él me quería allí, y porque conoce mi trabajo.
Entonces me invitó y eso me gusta. Me gusta mucho como la gente me trata. Las personas que van a pedir la comida, a mi me tratan bonito. Me abrazan, me llevan dulces, me llevan regalos.
¿No sé si tú recuerdas a una muchacha oriental que recoge botellas? Un día, me dio un sobre. Me dijo, “Para ti.” Entonces yo la abrí y había five dollars. [pausó] Yo lloré mucho. Yo lloré porque era una forma de decirme a mi, Gracias. Y yo le dije, “¡No! ¡Yo no puedo! ¡No puedo! ¡Tú necesitas esto!” Ella me dijo, “Please.” Entonces le dije, “OK. Está bien.” La tomé de la mano, y me la llevé y nos tomamos un café con los cinco dólares. “Vamos a tomarnos un café.” Y lo pagamos con los cinco dólares.
Hay un señor que todos los viernes me cuenta cómo está la tía, cómo está la mamá - como media hora contándome la historia de su casa y no sé qué - y yo los oigo, y los abrazo, y les hago así [acarició su propio brazo], y eso les hace sentir bien. Allí va mucha gente que no tienen que les digan una cosa bonita. Por eso estoy allí.
Carly: ¿Por qué es diferente Love Wins Food Pantry de otras despensas? ¿Hay diferencia?
Ruth: Sí. Es el trato. Cómo tratamos a la gente. En otras, son bruscos para hacer las cosas. No gritan, pero te hacen sentir feo. “¡Córrase! ¡Haga la fila!”
No. Yo les digo, “Ay mi amor, por favor, córrete - ” Les digo lo mismo. Pero les digo bonito.
Yo pienso que nosotros respetamos a las personas. No les damos solamente la comida. Les damos un momento bonito. Esto es diferente a lo que hacen otros.
¿Te acuerdas que yo le dije a Daniel una día que nos consiguiéramos música para que la gente cantara? Le dije a Daniel, “Necesitamos música para que la gente cante y se anime.” Eso nos hace ser diferentes.
Y la gente lo sabe. La gente lo siente. La gente siente que no van solo a buscar una caja. Sabes que, a veces, ir a buscar comida … no es bonito. A veces se siente humillante. Entonces, si además tienes que hacer una fila a las nueve de la mañana con lluvia, con calor, con nieve, y te gritan, y te traten mal, es horrible. Pero si tu les haces el tiempo bonito, te ríes y les canta, ellos no se sienten mal.
Yo he visitado muchos food pantries y sé que es así. Ni te gritan ni nada, pero son indiferentes. Hay una indiferencia total a ti como persona. Creo que la función es también verlos como son, como personas. Y darles un ratito bonito, ¿verdad?, que no cuesta nada.
Carly: ¿Me puedes decir algo de tus proyectos aparte de Love Wins Food Pantry?
Ruth: En Colombia, tenemos un instituto que se llama CENA, Centro de Enseñanza Nacional de Aprendizaje, que son carreras cortas de dos años. Pero no pueden entrar todo el mundo. No es fácil.
Yo quiero [desarrollar] uno que sea fácil, para niños pobres, que demoren estudiando seis meses no más y que estudien electricidad, que estudien para arreglar las neveras, para arreglar los televisores, a cocer, cosas así. Yo tengo aquí la conexión de donantes que me puede ayudar con el dinero. Con Make the Road New York he podido encontrar personas que me pueden ayudar con el proyecto.
Entre las cosas que yo quiero, es llevar personas de aquí que les enseñan cosas y, sobre todo, el inglés. ¿Por qué? Porque Cartagena es una ciudad turística. Somos la primera ciudad turística de Colombia. La Organización Internacional del Turismo dice que es la quinta ciudad más hermosa del mundo y nos visitan muchos americanos y muchos europeos en todo el año.
Tenemos el problema de la prostitucion de niñas de 10, 12, 13 años. Son unas negritas lindas y no tienen nada - no tienen zapatos, no tienen ropa. Entonces el americano va, [o] el europeo, y les da cien dólares, y … Y los padres lo permiten porque lo necesitan. No tienen. Son muy pobres. Las casas son de bahareque. El piso es de tierra. Yo quiero que esas niñas - por lo menos rescatar algunas.
Carly: ¿Cómo te describes a ti mismo? ¿Qué es importante para decirle a alguien nuevo?
Ruth: A una persona nueva le digo, yo soy López. Vengo de Cartagena, Colombia. Amo mi ciudad. La extraño. Tengo mis raíces allí. Siempre digo que mis antepasados eran negros.
Soy una persona que amo mucho a la gente. Me gusta ver las sonrisas de la gente cuando yo les puedo dar la mano, cuando les puedo abrazar. Eso me hace sentir muy feliz.
Hay un sueño que tengo pero no sé si tenga la oportunidad. Yo quiero adoptar a una niña morenita. Sueño con tener una niña.
Carly: Sería una niña con mucha suerte.
Ruth: ¡Sí! Creo que tengo mucho amor para darle.
Con cariño, Carly